Rosa Castro. Columna publicada en Diario del AltoAragón.
¿Es posible volver a vivir, a amar la vida, tras vivir una tragedia? Según la resiliencia, sí es posible, porque el ser humano puede reponerse, seguir adelante, ponerse en pie y comenzar de nuevo. Con este término, la psic¿logía se refiere a la capacidad de las personas para sobreponerse a un trauma, a un fuerte dolor emocional.
Dominique Francoise Gisele Picard sabe mucho de esto. Esta especialista francesa en psicología clínica sistémica, licenciada en educación y derechos humanos, acompaña en este proceso de fortalecimiento interior a niños, adolescentes y adultos que han vivido grandes niveles de violencia física, psicológica o sexual en Francia, Perú y Bolivia. Su experiencia profesional suma unos 30 años, formándose de la mano del padre de la resiliencia en Europa, Boris Cyrulnik, neurólogo, psicoanalista, psiquiatra, profesor de la Universidad de Var en Francia y responsable de un grupo de investigación en etología clínica en el Hospital de Toulon.
Dominique pudo formarse con este referente internacional en Francia. Pero es en Bolivia donde ha ejercido y ayudado cientos de personas a superar tragedias vividas en primera persona. Su experiencia profesional con personas que han vivido duras vivencias, le permiten ser una conferenciante invitada en múltiples foros. La profundidad de sus relatos supera con creces el nivel académico, ha ayudado como terapeuta a niñas víctimas de abusos sexuales, niños combatientes, niños que han sido abandonados por sus familias, refugiados políticos, etc.
Asegura que “el primer paso para que la víctima deje de sentirse víctima es que rompa el silencio” y sólo se logra si está apoyada. “¿Cómo ayudar a una niña de cinco años abusada sexualmente por su tío, que la deja tirada en el campo, creyendo que estaba muerta?”, confiesa. Escuchar esto es escalofriante. Nos sobrecoge la barbarie humana. Pero estas realidades existen en todo el mundo y precisan acompañamiento terapéutico basado en potenciar la resiliencia, para que, por ejemplo, esa niña se fortalezca, denuncie y tenga el valor de enfrentar a un tribunal.
El estudio de la resiliencia, los factores que la propician, el conocimiento de historias personales marcadas por la tragedia en la infancia y cómo han logrado a través de determinadas actitudes o habilidades construir una historia de éxito, es muy importante. Permite que educadores e instituciones conozcan las claves para “recuperar” o ayudar a “reconstruir” identidades rotas por el dolor, que no saben dónde apoyarse para construir un futuro.
El referente internacional de resiliencia, Boris Cyrulnik, sufrió y experimentó el dolor en sus propias carnes. Vivió el drama de quedarse huérfano cuando era niño, con una infancia marcada por campos de concentración, muerte de su familia y un deambular por orfanatos. Tras superarlo, dedicó toda su vida en ayudar a pacientes y en investigar el proceso de resiliencia, para comprobar que un trauma fomentando las capacidades de resiliencia.
Dentro de nosotros está escondido un patito feo, que nos hace revivir las situaciones negativas que hemos vivido o los insultos que nos han dicho. Cuando ese patito feo sale, nos descalificamos a nosotros mismos y cae el proceso de resiliencia. Así lo considera Dominique Francoise Gisele Picard, explicando las posibles recaídas en niños o adultos que aparentemente han salido delante de una situación de violencia.
Gracias al afecto y el cariño “el universo feo, sucio y violento sea integrado en la memoria íntima”. Así, en el caso de niños que han sido abandonados y experimentaron la violencia de vivir en calle o graves traumas, “las claves para que se reconstruyan serán tanto el afecto como la pertenencia cultural, sentir que pertenecen a la sociedad”. La música, la escritura, el teatro, la danza y cualquier manifestación artística contribuyen a que la persona que ha sufrido un trauma se comunique y pongan paz a su mundo interior, reconciliándose con el exterior. “No puede haber recuperación si la persona no hace las paces con el exterior”.
Por ROSA CASTRO CAVERO para Diario AltoAragón.