Hay noticias que se cuelan y te agarran el corazón, te sacuden como agua fría. No importa dónde estés geográficamente, te tocan.
Me acosté y desperté con la imagen de un niño boliviano de unos 9 años encadenado, con gruesas cadenas, como si estuviera en tiempos de esclavitud y tuviera un amo o dueño perverso.
Su cara, por ser menor de edad, no la reflejan los medios, las redes sociales. Solo vemos sus pies descanzos, su piel oscura y sucia, con heridas de sangre.
La cruedad es tan brutal que parece no humana. Parece más propia de animales salvajes.
Este pequeño logró escapar de una casa pobre no solo porque no hay qué comer, si no porque en ella habita el maltrato, el alcoholismo, la vejación…
Abrazaron al niño, que estaba muy asustado. Como un animal que sale de su prisión, pues llevaba días encadenado y sin recibir alimento.
Esas mujeres guerreras encararon a una madre que trataba de ocultar esta realidad, alegando que era el padrastro quien había encadenado al menor. El niño se abrazó a una de ellas, que en ese momento parecía la madre que ese menor nunca pareció tener.
La valentía de esas mujeres, su acción cambió la vida de ese niño. Ellas mismas lo llevaron a la ciudad, a un centro de salud y autoridades de la policía.
Se inició un proceso legal contra ese padrastro, que se había fugado y ya ha sido detenido, y contra esa madre que no ha protegido a su propio hijo.
Ayer en la noche, en mi casa, oramos por ese niño.
📢 📢 Me quedo como conclusión que en esta barbarie humana, hay unas mujeres valientes que se unieron y gritaron NOOOOOO a la propia madre y le dijeron:
«No se trata así a un niño»
📣 Seamos valientes, denunciemos lo injusto.
✔ Brindemos ayuda, si alguien nos la pide.
⛔ Podemos parar una tragedia.
✅ Podemos dar esperanza.
Foto del niño en centro salud. Captura video. Unitel.