En la imagen con la investigadora colombiana Ángela María Gonella en la UEB.
Angela María Gonella, investigadora del Centro de Investigación y Educación de Florida, visitó Bolivia para impartir un ciclo de conferencias en la Facultad de Medicina y Veterinaria de la Universidad Evangélica Boliviana. Fue muy grato conversar con ella, conocer su pasión por la ciencia y su periplo vital para poder llegar a ser directora en un laboratorio de reproducción de ganado vacuno en la Universidad de Florida.
Ángela María durante su semana de visita a Bolivia, impartió conferencias científicas dirigidas a docentes y alumnos de la UEB, concluyendo con una charla divulgativa para impulsar y animar a los estudiantes a que, si les gusta la investigación, contacten con laboratorios o centros extranjeros para iniciar una carrera científica. Les dijo que para ser un investigador no sólo son necesarios conocimientos, estudios o un determinado nivel académico, lo más primordial es tener una determinada actitud, ser humilde, algo que exige a sus becarios, «a todos nos ha tocado» limpiar tubos de laboratorio, acondicionar materiales y más tarde poder llegar a publicar en publicaciones científicas indexadas de impacto. La presión del mundo científico es exigente, cada año esta investigadora colombiana debe publicar un mínimo de cuatro o cinco artículos científicos en papers del área de reproducción de ganado vacuno.
La investigadora A. Gonella habló a cientos de estudiantes y los animó a que sigan su vocación científica si la tienen.
Su espíritu de superación, sus ansias de superación, le han llevado a salir de su Colombia natal y estar actualmente en la Universidad de Florida. Casi con lágrimas en los ojos y visiblemente emocionada, Angela Gonella explicó, ante un auditorio de más de 200 alumnos universitarios, que en su camino ha encontrado profesores e investigadores que le han impulsado y puso en el proyector de pantalla una frase con la se identifica plenamente «Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes». de Isaac Newton.
De su Colombia natal a Estados Unidos
Desde niña, Ángela Gonella ha tenido contacto con esta ganadería, tal como explica en su perfil de la Universidad de Florida «estuve rodeada de vacas desde que era una niña». Nació en Colombia, proviene de una familia agrícola, que durante más de 60 años se dedica al cultivo del arroz, y donde también había vacas, con las que Ángela se familiarizó desde pequeña. Ya en el colegio le gustaba la parte experimental y al cursar la carrera de Veterinaria en la Universidad Nacional de Colombia pudo realizar pasantías intersemestrales, sin tener que esperar a realizar prácticas al final de la carrera, mientras sus compañeros «se quejaban porque no se pagaban esos dos meses», la investigadora colombiana estaba entusiasmada con este aprendizaje práctico. Y fue en un laboratorio colombiano de fertilización in vitro cuando descubrió su pasión por el trabajo en laboratorio, «la directora, Liliana Chacón, al ver mi entusiasmo, me animó a que yo prosiguiera estudiando y pudiera seguir aprendiendo». Fue en ese laboratorio donde realizó su tesis de grado. Seguidamente estudió una maestría en Fisiología Reproductiva en la Universidad Nacional de Colombia, «tuve la suerte de encontrar allí al profesor Aureliano Hernández, que era muy exigente. Eso es importante para así aprender, le agradezco mucho».
Tras ser docente de pregrado en una escuela veterinaria privada colombiana, una beca le permitió realizar un doctorado en Brasil, en la Universidad de Sao Paulo y su postdoctorado en Departamento de Reproducción Animal. Tras estar en Brasil, durante seis años, compitió y se presentó a una convocatoria científica en la Universidad de Florida, donde hoy es directora de un laboratorio en reproducción de ganado vacuno, teniendo a su cargo a cinco personas becarias, como estudiantes de doctorado, de maestría y pasante.
Desconexión familiar para impulsarse
Su vida personal ha sabido adaptarse a los cambios de país, de idiomas, de pasar de aprender portugués a perfeccionar inglés para formarse y trabajar en instituciones universitarias de primer nivel. Está casada «con el que durante mi formación en Brasil era mi novio» y tiene dos hijos pequeños, Nina y Guillermo, de 7 y 5 años, que logran ayudarle a desconectar del ritmo exigente del mundo científico, «con ellos logro desconectar, en mi casa dejo el teléfono móvil a un lado, al tiempo que reconoce que combinar vida familiar, atención a sus niños, no es fácil con la vida profesional científica. «Es algo de lo que hablamos con las amigas» dedicadas a este mundo. «Pero yo agradezco ese desdoblamiento, el estar diariamente con mis hijos, me permite una total desconexión», puntualiza.
Esta científica colombiana dedica el 70 por ciento de su jornada a la investigación en laboratorio, y el otro 30 por ciento es al contacto con los productores, a las visitas a las fincas. Esta parte de extensión le permite tener un conocimiento de las demandas actuales existentes en ganadería vacuno en el área de reproducción.
Rosa Castro
