La ciencia defiende el valor de la vida humana

(Imagen de archivo de izquierda a derecha: Dr Jorge Asín, Dr Jorge Ybarnegaray, el que fuera rector de UTEPSA, A.Carvalho, mi persona como responsable área investigación y el docente-investigador Derecho, Richard Morales).

Hoy día de los Santos Inocentes se conmemora un episodio del cristianismo: la matanza de menores de dos años nacidos en Belén, por ordenanza del rey Herodes, para así deshacerse del entonces bebé Jesús de Nazaret.

La muerte de pequeños inocentes sigue produciéndose, según la OMS se producen unos 73 millones de abortos cada año en el mundo, de ellos un 60% son abortos provocados.

En memoria de cada uno de ellos rescato este artículo de opinión escrito hace un tiempo, cuando era responsable de investigación en la Universidad UTEPSA, en Bolivia.

Defensa de la vida a través de la ciencia

Miles de bebés mueren cada día en el propio vientre materno. Miedo, rechazo familiar, escasez de recursos económicos, abandono o coacción de la propia pareja son las palancas que accionan el bisturí del médico que corta la vida de embriones que todavía no tienen nombre, pero sí un corazón que late.

En el caso de países donde no es legal el aborto y está penado con años de cárcel, como Bolivia, se recurrirá de forma clandestina a acabar con ese ser que todavía no puede pronunciarse y luchar por su vida. Se calcula que anualmente en el mundo son unos 50 millones de niños los que mueren antes de nacer a consecuencia de abortos inducidos. De ellos, 26 millones ocurren en países donde la mujer puede interrumpir su embarazo, como son la mayoría de países europeos y también Rusia, Canadá, Estados Unidos, China, India. En España, por ejemplo, cada año tienen lugar más de 100.000 abortos, según el Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

Por ser ilegal el aborto en la mayoría de países africanos o latinoamericanos no deja de producirse, alcanzando los 20 millones al año.  En países como Bolivia, el aborto es ilegal desde 1973, exceptuando los casos en que pueda tener peligro la salud de la madre o haya sido violada, donde sí se provoca la interrupción del embarazo.

Respeto de la vida humana ¿Qué dice la ciencia sobre cómo y cuándo comienza la vida humana? ¿Cuándo empieza a darse la condición de ser vivo, organismo humano, sujeto de derechos, individuo o persona humana? ¿Por qué debemos respetar la vida humana?

El científico boliviano Jorge Ybarnegaray, Doctor en Medicina y Cirugía, con amplio currículo en investigaciones y publicaciones y cargos de responsabilidad al frente de instituciones universitarias y hospitales, impartió hace ya unos años una conferencia científica en la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz (UTEPSA) donde explicó cómo el embrión y el feto son un individuo biológico con potencial evolutivo y no mero tejido materno.

“Es un ser único, individual e irrepetible con su propia carga genética, que está en un proceso de desarrollo progresivo y continuo”, aseguró este experto miembro de la Academia Pontificia por la Vida y fundador de la Sociedad Científica de Doctores de Bolivia.

Es de esta forma que gracias a la ciencia se puede apreciar cómo desde el momento de la concepción se forman las primeras células vivas como el cigoto, el blastocito y la mórula, luego el embrión y el feto. Porque tal como explicó este doctor ante más de 300 alumnos pertenecientes a la Facultad de Derecho, que dentro de unos meses o años serán abogados y deberán velar por los derechos humanos: “La ciencia nos muestra un nuevo ser dentro de la matriz de la madre, unido a ella, pero un ser diferente. El ser recién concebido tiene un código genético diferente al de la madre y tiene su propio flujo sanguíneo”.

Síndrome Post Aborto

Hablar del aborto es controvertido porque parece que uno culpa o enjuicia a la madre, cuando en la mayoría de las veces ha sido la falta de apoyo familiar o de la propia pareja lo que le ha hecho que la mujer tome esa decisión desesperada, con un desenlace fatal, la muerte de un ser, que va seguida de sufrir lo que se denomina Síndrome Post aborto (“P.A.S”: “Post-Abortion-Syndrom”).

Ximena Fuentes Martínez, psiquiatra y docente de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica las reacciones psicológicas post-aborto, apuntando que numerosas investigaciones y la experiencia clínica describen reacciones ansiosas, depresivas, sentimientos de vacío y dolor, teniendo el síndrome post aborto. Las reacciones pueden ser leves o severas, con ansiedad, depresión, insomnio, disfunción sexual, abuso de drogas, trastornos de la alimentación, evitar los bebés, miedo al embarazo, trastorno de estrés postraumático y tendencia al suicidio.

Es importante por ello apoyar tanto a las mujeres con riesgo al aborto como a las que ya lo han hecho y sufren sus consecuencias, en silencio. Hay grupos de apoyo que pueden prestarles esa red afectiva y psicológica que les ayudará a remitir el miedo o dolor postraumático. En Bolivia se ha constituido el Proyecto Raquel, para ayudar psicológicamente y liberar de la culpa a las mujeres que un día abortaron.

 La ciencia desea recordarnos que, al margen de las creencias religiosas, se ha demostrado que el embrión es un ser humano y no podemos hacer con esa vida humana lo que nos dé la gana. Hay ciertos límites, primero éticos y después legales.

Hay que respetar el Estatuto del Embrión. Nos quedamos con las palabras del doctor Jorge Ybarnegaray: “Si nos encontramos ante una vida humana, esta debe ser respetada como tal. Debe ser considerada como un fin en sí misma y nunca como medio”.

Rosa Castro

ARTÍCULO DE OPINIÓN

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