columna personal
En esta web siempre cuelgo informaciones que elaboro con datos para dar a conocer investigaciones, proyectos, principalmente. No expreso opiniones personales pues el objetivo principal es la divulgación científica, que es mi principal área de trabajo, al estar años como responsable de investigación en varias universidades bolivianas, y también con una década de trabajo como periodista de ciencia en España.
Pero llega un momento que hay que romper el silencio. Lanzar un grito que ocasionará el rechazo de muchos, pero tal vez sirva para abrir aunque sea una o pocas conciencias. Ese grito es para denunciar el ABORTO. Sí, como lo oyen. No denuncio a las mujeres que lo hacen, porque nadie debe juzgar cómo una mujer ha llegado a esa fatal decisión. Lo que denuncio es el ABORTO, no la mujer empujada por una cultura que cada vez ve más sencillo interrumpir una vida. Así le dicen o venden que es más sencillo, porque como mujer uno decide y es dueña de su cuerpo. Y yo digo: Toda persona es dueña de su cuerpo. Pero nunca de una vida ajena, que se está formando. ¿Hay alguna ley para los fetos? Debería haberla para protegerlos.
Cada año se provocan cerca de 73 millones de abortos en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Y en España son más de 90.000 abortos al año. Es necesario no veamos con normalidad lo que las leyes vayan aprobando, digo esto cuando ya una ley española permitirá que una menor de 16 años pueda abortar sin ni siquiera comunicarlo a su familia. ¡Cuántos abortos se evitarían si acompañaramos a las mujeres, les ayudaramos sin tener que matar otra vida!
La realidad es que la mayoría de los abortos que suceden en paìses desarrollados no son de menores de edad o de personas que han sufrido una violaciòn. Esos son los menos casos. Tras cada aborto hay una oscuridad grande de la que no se habla, porque la vida de esa persona ya no es igual. Y también es un hecho que una mujer que aborta una vez suele hacerlo varias veces en su vida.
Todo esto se extrae de las confesiones que mujeres han realizado en espacios de acompañamiento, como el PROYECTO RAQUEL,, en que se presta ayuda terapéutica a las mujeres que una o muchas veces abortaron. Allí se trata de sanarlas, que ellas mismas se perdonen. Pues DIOS QUE ES MISERICORDIOSO SIEMPRE perdonará si hay de verdad arrepentimiento de corazón.
En este proyecto católico pude estar en Bolivia hace unos años en la etapa de formación. Conocí personas maravillosas que acogen, abrazan a las mujeres que un día abortaron y aprendí que nunca podemos juzgarlas, pero sí debemos condenar el aborto y luchar para que no haya más muertes de inocentes.
Recojo algunos de los testimonios que han sido divulgados por Actividades Pro-Vida de USCCB:
Durante muchos años he ido a confesarme. Un sacerdote me dijo una vez: «Dios te ha perdonado. Tienes que perdonarte a ti misma. Te estás castigando a ti misma con tu propio purgatorio». Pero yo no me atrevía a aceptar el perdón.
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Mi vida está arruinada. He estado deprimida, con deseos suicidas, sentimiento de culpa por 24 años… Ruego todos los días por el perdón…Me cuesta creer que Dios me perdone por la vida que he llevado.
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Para que miles y millones de mujeres que han abortado en el mundo dejen de vivir en la culpa, es necesario sepan del amor de Dios, dejen de culparse y vivir en la oscuridad. Es preciso se abandonen en la misericordia divina a través de JESÚS. Recordando lo que Èl nos dejó dicho.
«Yo soy el amor y la misericordia misma… Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata«.1
«No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla acercándola a Mi Corazón misericordioso«.2
«Tanto mayor sea su pecado, mayor es su derecho a Mi misericordia».
1Diario de Santa Faustina Kowalska: la Divina Misericordia en Mi Alma (Stockbridge, MA: Marian Press, 1987), 699.
2Diario, 1588.
Si sabes de alguien que necesita ayuda confidencial para sentir el perdón y la sanación de Dios, comunícate con www.esperanzaposaborto.org o 888-456-HOPE (4673).
Excelente reflexión, es un desafío para levantar la voz por aquellos que no pueden hacerlo. Son millones y millones a quienes negaron el derecho a vivir y el derecho a nacer.
Gracias por sus palabras. Es importante vayamos rompiendo el silencio. Y en este día nos acordemos de los millones de inocentes que van muriendo en el lugar donde mayor protecciòn deberìan tener: el vientre materno.