El arte de contar historias para visibilizar problemáticas

(Intervención del periodista boliviano Roberto Navia en Congreso de Periodismo Digital de Huesca. Foto: Congreso PDH)

En Huesca, mi ciudad natal, existe desde hace ya 22 años una cita internacional de gran prestigio en el mundo del periodismo: el Congreso de Periodismo Digital.

Esta XXII edición inició el pasado miércoles, 3 de noviembre y hoy, en su clausura, he presentado un extraordinario taller impartido por Roberto Navia Para mí ha sido un enorme orgullo presentar a este periodista boliviano de destacada proyección internacional, director actualmente de la revista digital Nómadas.

Así son las sinergias, las casualidades y el tejer de sincronicidades en la vida. Desde Bolivia nos hemos conectado para alumnos y periodistas participantes en este congreso que tiene lugar en mi querida Huesca. Antes de que Roberto Navia iniciara este taller sobre periodismo narrativo, lo he presentado, subrayando la importancia que tiene lo que soñamos o imaginamos en nuestra infancia, que determinará en gran medida nuestro futuro.

Os comparto esta presentación que he compartido en el congreso.

La pasión de leer

Su pasión por leer y escribir inicia desde niño, le fascinaba ver a su padre Jorge cuando se ponía a leer durante horas a la sombra de un árbol. Era fantástico cómo apagaba la sierra y se ponía a leer. “Yo veía que era un hombre feliz. ahí nació mi curiosidad sobre qué podía tenía un libro para convertir a un ser humano en alguien feliz. Al verlo feliz, empecé a leer”.  Su padre no le decía que leyera, pero Roberto tomaba su ejemplo. Su madre, que era muy católica, tenía una Biblia, y Roberto también empezó leyendo Génesis y Apocalipsis y “flipó”, asegura.

El amor a los viajes también comienza en su infancia. Desde los seis años viajó con su familia, con sus padres, hermana y hermano, buscando mejores oportunidades. Dejando atrás su vida en la ciudad boliviana de Camiri, donde había llegado la crisis del petróleo y la economía se destruyó. Desde entonces no paró de viajar con su familia por Bolivia, “Nos íbamos en las carrocerías de los camiones y nos entregábamos a las bravuras de los caminos y de las lluvias. Los camiones se convirtieron en nuestra casa porque los caminos quedaban atascados por las lluvias”, recuerda.

En esos camiones iban otras familias: migrantes igual, desempleados, enfermos, etc. Salían de pueblos en busca de un hospital. Y Roberto escuchaba las historias de esa gente, sus desgracias, sus vidas. Ahí nació su interés por contar, contar como en los libros que su papá leía y luego también él leía.

Libros, piezas de oro

Los libros era piezas de oro. No llegaban a los pueblos o llegaban de vez en cuando. Recuerda cómo aún así su padre los conseguía. casi siempre de segunda mano. A veces se hacía pagar algunas obras, o parte de ellas, en libros que veía en las casas para las que trabajaba los muebles, donde Roberto Navia lo acompañaba a colocar puertas y ventanas

Todos esos viajes los hacían en noviembre, tras que terminaba el año escolar, pero justo a fin de año coincide con  la época de lluvia en Bolivia y se tenían que quedar hasta que los caminos se compongan. Estos viajes transcurrían por diferentes lugares de los departamentos de Tarija y Santa Cruz. Es así como van pasando los años  sale bachiller en Bermejo, un pueblito fronterizo con Argentina

Su padre Jorge murió en 2003, en su banco de carpintería, cepillando una madera. Le vino un infarto a los 57 años. De él aprendió la importancia de ser disciplinado en el trabajo, porque escribir y ser carpintero exigen tener talento y estructura, para transformar la madera, al igual que las palabras.

Vocación por las historias

Roberto Navia confiesa que su vocación no era ser periodista sino contar historias, poder contar las historias de personas como las se encontraba en esos viajes, Su deseo era ser escritor, realizar documentales.  A los 12 años empieza a trabajar en una radio en Bermejo y años más tarde estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM).  Inicia trabajando en el periódico El Deber, más por necesidad que por placer. Pero confiesa que le aburría hasta que encontró la crónica y de ahí todo cambió.

Su amor a la crónica y contar historias le ha llevado a ganar importantes premios como ser dos veces ganador del Premio Rey de España en 2015 y 2019, por sus reportajes sobre Tribus de la Inquisición, donde relata la crónica de una muerte por linchamiento en Bolivia, que le llevó también a ser nominado a Premios Goya y  en 2015 vuelve a ganar Premio Rey de España por la crónica sobre la matanza y tráfico de jaguares en América latina.

Otro premio fue el de Ortega y Gasset por Esclavos made in Bolivia, donde narra el trafico y explotación de bolivianos en talleres de costura en Brasil y Argentina. En Bolivia también cuenta con importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Periodismo y Premio Libertad, entre otros.

A Roberto Navia le encanta escribir, pero no le gusta trabajar en redacciones de medios tal como lo conciben el 90 por ciento de los medios de comunicación. Lo que le gusta es contar historias. Realizar periodismo de investigación, poder sumergirse en las historias de personas sencillas, con las que conecta con gran facilidad, pues ahí está su origen.

Desde hace tres meses ha puesto en marcha el portal NÓMADAS, especializado en reportajes de investigación sobre periodismo ambiental, compuesto por un gran equipo de periodistas y expertos en comunicación encabezados por su esposa Karina Segovia, también periodista, y su hijo Daniel.

Ellos son su gran fuerza. Con Karina lleva 24 años de amor; es su aliada incondicional es la gerente del proyecto y siempre le apoya para poder dedicarse a contar historias y viajar para realizar reportajes. Su hijo Andrés, de 23 años, es actualmente el productor de sonido del podcast de Nómadas.

Todos viven en Bolivia, pero pueden cambiar de destino porque no es el lugar donde Roberto se vea siempre para vivir y contar historias. Tiene gran ilusión en vivir en otro país, conocer otras culturas y meterme en ellas. “Sé que puedo descubrir muchas historias en lugares lejanos a donde nací”

Por último, lanza un mensaje a los jóvenes, muchos de ellos alumnos en este taller. Les invita a que sean emprendedores lo antes posible. Que trabajen su nombre para que se convierta en una marca. Que su vida no la defina un medio ni un editor de un medio. Que se lancen a la maravillosa aventura de la vida: viajar y escribir.

Rosa Castro

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