La resiliencia da esperanzas en rehabilitación de niños que viven en calle

Hace unas semanas tuve la fortuna de participar en el conversatorio «Otra cara de la Infancia y Adolescencia en Bolivia», organizado por el Observatorio Infanto Juvenil de la Facultad de Humanidades de la Universidad Gabriel René Moreno, en el Centro Cultural Franco Alemán de Santa Cruz de la Sierra.

Esta actividad se realizó en coincidencia con la conmemoración esa misma semana de varias fechas significativas para la infancia en la agenda internacional: Día Internacional contra la violencia sexual infantil (19 de noviembre), Día contra el trabajo forzoso (20 de noviembre).

El tema que desarrollé se centró en la resiliencia, en la capacidad del ser humano para superar un trauma. Y cómo es posible confiar en la recuperación de los niños que viven en situación de calle.

¿Es posible volver a vivir, a amar la vida, tras vivir una tragedia? Según asegura la resiliencia, SI, porque el ser humano puede reponerse, seguir adelante, luchar por ponerse en pie. El primer paso para que la víctima deje de sentirse víctima es que rompa el silencio, para ello tiene que sentirse estimulada y con confianza. Es clave la figura de un “tutor resiliente”: una persona que brinde apoyo incondicional.

Tal como asegura Edwin, un joven al que entrevisté y que hoy a sus 25 años es profesional y está casado, dejando atrás su pasado de niño que vivió en calle, para escapar del maltrato de la familia, y pasó por varios hogares: “Si uno quiere puede cambiar. Unido a personas que te ayudan y DIOS. Porque hay quienes te ayudan pero tienen un interés. Mi papá (tutor) nunca tuvo un interés. El me ayudó y ahora me sigue ayudando, está feliz con su nieto (mi hijo). Es lo que uno escoge. Puedo desmentir de los que dicen que quieren cambiar, no sirve sin esfuerzo.”.

Centré mi conferencia en esa mirada cualitativa de cuáles son las causas y la resiliencia de los niños en situación de calle en Bolivia y la influencia de los medios de comunicación. Dando a conocer datos que nos aproximan a las causas de esta problemática así como a las soluciones, tomando como ejemplos chicos que han salido de la calle gracias a que han encontrado apoyos externos que han favorecido su resiliencia.

La resiliencia posibilita volver a la vida

¿Cuáles son los factores de resiliencia o capacidad de superación del dolor, que han permitido a estos chicos con pasado en la calle, sobrevivir y reinsertarse de nuevo en la sociedad?  Es importante conocerlos, porque en Bolivia esta problemática de niñez en calle es grave: hay miles de niños en hogares y unos 1.600 que viven en la calle . En el caso de Santa Cruz de la Sierra existen actualmente cerca de 800 menores, según SEDES.

Pero ante esta problemática la resiliencia da una  visión de ESPERANZA en reinserción y recuperación psicológica de estos menores que han escapado de sus familias en la mayoría de los casos, por razón del maltrato. Una infancia infeliz no determina nuestra vida. Una tragedia no es la causa de un futuro sin esperanza.

«A pesar de traumas graves, incluso muy graves, o de desgracias más comunes, la resiliencia parece una realidad confirmada por muchísimas trayectorias existenciales e historias de vida exitosas». Para eso importante saber por qué hay niños que vivieron en calle o abandonados y cómo lograron superarlo, gracias a la resiliencia, ver qué factores la propician. Estas historias personales marcadas por la tragedia en la infancia permiten ver cómo determinadas actitudes o habilidades pueden ser la base de construir una historia de éxito. Conocer estos casos es importante porque permite que educadores e instituciones conozcan las claves para «recuperar» o ayudar a «reconstruir» identidades rotas por el dolor, que no saben dónde apoyarse para construir un futuro.

Efectos de migración en relación madre-hijo

La otra conferencia que tuvo lugar en este conversatorio fue impartida por Maggie Jáuregui, psicóloga, docente e investigadora en UAGRM, que expuso cómo son los vínculos entre las madres y los hijos, a partir de la emigración o retorno a Bolivia, tras haber vivido durante años alejadas de ellos, trabajando en países como España. Esta conferencia expuso datos de la investigación que ha realizado y ha dado lugar a su libro «Maternidad Transnacional: Vivencias migratorias de madres e Hijos/as adolescentes».

Esta psicóloga explicó cómo esta investigación ha recogido casos de algunos de estos niños, hoy ya jóvenes, que aseguran haber experimentado un sentimiento de abandono ante la partida de su madre o de sus progenitores. Pero esto no es general, otros hijos se han educado y han crecido sin su madre y en cambio tienen un claro sentimiento de agradecimiento por el esfuerzo que ha realizado ésta, mandándoles dinero para que puedan tener una vida con más posibilidades.

Esto demuestra que aunque generalmente los lazos familiares casi siempre se encuentran debilitados con la vuelta, hay excepciones. Depende de «la cotidianeidad y fluidez de la comunicación y de si la migración se ha vivido como una experiencia vital compartida, donde los padres e hijos han participado de las decisiones.

Es muy diferente cuando en la migración es el padre o la madre la que opta por irse a vivir a España. «La madre es el centro del hogar, si emigra al extranjero debe explicar bien los motivos a los hijos y tener clara la responsabilidad de quién los cuidará», detalla Maggy Jáuregui, docente e investigadora de UAGRM.El principal país al que estas mujeres bolivianas emigraron fue España. Y se trata en muchos casos de un «retorno cíclico», porque «muchas mujeres piensan en ir otro país como Chile, Brasil o Argentina». Así lo explica esta profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y cofundadora del Observatorio Infantojuvenil de esta universidad.