Fernando Alberca: «La felicidad está unida a la ciencia»

Fernando Alberca de Castro asegura que nos hacemos inteligentes al aprender, que la experiencia nos va dando sabiduría

Fernando Alberca de Castro es experto en educación y autor de más de una docena de publicaciones sobre aspectos centrados en mejorar las relaciones afectivas, la educación y la mejora del potencial humano.

Su libro “Todos los niños pueden ser Einstein” ha sido un éxito de ventas, mostrando cómo este gran genio no aprendió a leer hasta los 7 años, siendo considerado por su profesora como «mortalmente lerdo», pero fue a los 15 años cuando su vida comenzó a cambiar, gracias a la motivación de un profesor.

Este experto y divulgador vino a Zaragoza el pasado miércoles, para impartir la conferencia “El sistema educativo y la capacidad de nuestro cerebro”, en el Ibercaja, el pasado miércoles.

En su discurso explica que no estamos predeterminados, que ni la parte genética ni el coeficiente intelectual son tan importantes. Para escribir y divulgar ha tenido que empaparase de muchos libros, investigaciones… ¿Cuáles son sus fuentes?

Me he criado en un ambiente de un psiquiatra infantil, muy preocupado por la educación, que es mi padre. He comido con mi psiquiatra toda mi vida. Era pediatra, doctor, catedrático de la Universidad de Barcelona. Siempre muy vinculado a la educación. Al principio era director de un hospital de niños con Síndrome de Down. Estuvo muy interesado en la inteligencia, en cómo estimular al bebé. Tenía una consulta como psiquiatra y otra como pediatra. Allí tenía miles de volúmenes dedicados a la infancia, adolescencia, potencial humano, las posibilidades de la motivación, las posibilidades del afecto, aplicado a la educación. Siempre fue un enamorado de la conjunción de afecto e inteligencia y lo sigue siendo, a sus 89 años. Yo he heredado esa biblioteca, la he estudiado, con libros americanos, centroeuropeos, sudamericanos, que tanto han aportado, pero que todavía no hemos aplicado todavía.

Se ha avanzado mucho en investigación en neurociencias, pero todavía socialmente no se aplican esos conocimientos, de forma general.

Estamos como hace 20 ó 30 años. Yo sigo predicando lo que ya se decía, pero con datos nuevos. Ha avanzado mucho la investigación, pero la aplicación, no. La escuela no está atendiendo lo que el niño aprende, por eso no está aprendiendo. Está burocratizada, hecha con el hemisferio izquierdo tanto la educación infantil, como secundaria y universitaria. En mi caso, desde muy pequeño, con 14 años ya sabía que deseaba ser profesor, sin saber de qué.

"Podemos aprovechar las diferentes partes del cerebro. Einstein nos enseña que no fue siempre tan brillante, porque sólo a los 15 años comenzó a tener éxito académico", asegura Fernando Alberca de Castro.

En su libro “Todos los niños pueden ser Einstein” nos recuerda cómo la vida de este genio cambia cuando encuentra motivación y aprovecha su enorme creatividad para resolver problemas de Física. Usted asegura que el coeficiente intelectual no es determinante. La transformación del ser humano es posible con motivación.

Por eso tiene éxito el libro. La gente se agarra a ese mensaje optimista, porque en nosotros están todos los ingredientes para cambiarlo. La felicidad está unida a la ciencia, a nuestro aprendizaje, a la neuropsicología. No es una cosa. El ser humano es un todo.. Hemos pasado por un siglo, el XVIII, donde lo importante era la razón, el XIX hacía lo que podía y el XX, las emociones. Ni uno ni otro. El siglo XXI debe ser la conjunción de la razón y la emoción.

Así que para el mundo ni lo mueven las emociones, ni lo mueven exclusivamente las ideas.

Deben conjuntarse para que seamos eficaces y lleguemos a ser felices. Ahora se sabe esto, por eso la inteligencia se está haciendo cada vez mayor. No aprendemos porque seamos inteligentes. Nos hacemos inteligentes al aprender. Cada vez somos más listos.

La experiencia nos va dando sabiduría. Si estamos estimulados, si tenemos autoestima, si sabemos ayudarnos con la capacidad de nuestro cerebro, nos vamos haciendo más seguros, sabios, experimentados, listos, inteligentes. Eso se puede conseguir a cualquier edad, con 40, 50 u 80 años. Es verdad que hay neuronas que se desgastan o mueren. Pero también seleccionamos lo que nos interesa y no perdemos capacidad.

Descubrimientos científicos han constatado la plasticidad cerebral, cómo el cerebro no es algo estático y el tamaño del hipocampo puede incrementarse. Las conexiones y redes neuronales pueden cambiar. Podemos modificar el cerebro y desaprender las pautas negativas aprendidas por otras nuevas. ¿Cómo podemos entrenar al cerebro?

Se puede entrenar. Es un músculo, metafóricamente hablando. Cada parte podemos ejercitarla, al igual que podemos entrenar la concentración, memoria, intuición, creación, imaginación. Se puede fomentar la imaginación, creatividad unida al hemisferio derecho, para que sea más fructífera. La historia nos ha enseñado esto. Había vanguardistas en el siglo XX como el Dadaísmo que nos decían que al escribir un poema no lo pasáramos por la razón, para ser más creativo. Esto es estúpido. Esta excentricidad la toma la Generación del 27, uniendo vanguardia con técnica. Así, surge Picaso con el Cubismo

Alberca asegura que "debemos resolver los problemas afectivos, enfrentarnos a nosotros mismos, aprender a disfrutar con lo que tenemos cerca".

Actualmente, por una parte estamos en el Siglo del Cerebro, con un avance impactante de las neurociencias, y por otra, los expertos alertan de un incremento de depresiones, fobias y trastornos y enfermedades psiquiátricos. ¿Hay esperanza para un cambio?

Hay esperanza, si damos un giro. Pero si no, hay un fracaso, que ya hemos evidenciado con la crisis actual. Podemos seguir fracasando, aumentar el fracaso. Las plataformas sólidas que antes teníamos están bailando. El ser humano no tiene seguridad. Hay mucha depresión infantil. Trastornos patológicos afectivos de todo tipo. El niño se siente con baja autoestima, inseguro o sobreprotegido, que es uno de los males más extendidos en educación. Al estar sobreprotegido no se siente capaz de retos, de salvar obstáculos. No se siente responsable de captar las consecuencias de sus propios actos. Se siente menos libre y al final, el niño se va evocando, poco a poco, hacia la tristeza y soledad.

Esta misma inclinación a la tristeza puede también ocurrir en adultos, como aborda en su último libro, “Todo lo que sucede importa. Cómo orientar en el laberinto de los sentimientos”

Sí, pero los adultos pertenecen a otra generación. Los niños están aprendiendo esto, en un relativismo exagerando. Estamos trasladando un existencialismo a los niños, que se nota mucho más en un 1º de ESO que en 3º de ESO. Es preocupante. Diferentes autores estamos alertando para pararlo. Si no, llegaremos a una verdadera crisis de valores y de felicidad. Debemos resolver los problemas afectivos, enfrentarnos a nosotros mismos, aprender a disfrutar con lo que tenemos cerca, no hay que esperar a que nos toque la lotería, a viajar tanto, sino viajar más al interior. Debemos hacer muchas cosas más pero diferentes.

En el libro “Todos los niños pueden ser Einstein”, también apela a la importancia de la imaginación, del hemisferio derecho, de las emociones, expresión de emociones, intuición. Siempre combinado con el hemisferio izquierdo, relacionado con la parte analítica.

Al niño que le guste ser brillante científico, podrá serlo, porque no hay nada que diga que en el cerebro suyo no sea posible. Podemos aprovechar las diferentes partes del cerebro. Einstein nos enseña que no fue siempre tan brillante, porque sólo a los 15 años comenzó a tener éxito académico. Eso es mucho tiempo. El que fuera tremendamente lento al hablar y fuera tomado por retrasado nos da mucha esperanza. ¡Cuántos niños creemos que son torpes y realmente no están estimulados!

Rosa Castro. Artículo publicado en Aragón Investiga

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2 respuestas a Fernando Alberca: «La felicidad está unida a la ciencia»

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  2. Mayte dijo:

    Es muy interesante. Gracias

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