El científico David Jou asegura que nuestro cerebro es más complejo que el universo

David Jou asegura que la expansión del universo es muy "sencilla geométricamente”, en comparación con el desarrollo del cerebro. Foto: Rosa Castro.

Todos los martes de este mes de febrero, David Jou, catedrático de Física de la Materia Condensada en la Universidad Autónoma de Barcelona, conversa sobre la “Dimensión cósmica de la vida humana”, en el Centro Pignatelli de Zaragoza, en un ciclo de conferencias.

Este científico, que también cuenta con una intensa producción poética y de ensayo, ha sido profesor no sólo de física del universo sino también de física del cerebro. Fruto de esta experiencia y estudios ha escrito el libro “Mente y Cosmos”, que muestra que el Universo no solo es universo exterior. “Existe una enorme dificultad por describir el universo interior. Algunos de los problemas más complejos de la física vienen de ese mundo interior, más que del mundo exterior”, precisa.

Para facilitar esta comparación, este científico, compara la complejidad existente entre 100.000 millones de galaxias y 100.000 millones de neuronas. “Todas esas galaxias interaccionan de la misma manera, con la ley de la gravitación, y las neuronas interaccionan a través de la sinapsis. Cada vez que grabamos o almacenamos cierta información, cambia la intensidad de sinapsis y puede aumentar intensidad, reducirla, En esta sinapsis intervienen hasta una cincuentena de neurotransmisores”.

Al comparar “la enorme variedad” de interacciones posibles de neuronas a través de la sinapsis, con la monotonía entre galaxias, “no hay duda de que es mucho más complejo ese universo interior”.

David Jou, catedrático de Física de la Materia Condensada en UAB, asegura que el cerebro es más complejo que el universo.

Este científico también compara la expansión del universo con la del cerebro. Explica que en el Big-Bang, el universo empieza en un estado muy caliente y se va expandiendo. Es una expansión “muy sencilla geométricamente”, al tener la misma intensidad en las mismas direcciones y las estructuras que aparecen son diversos órdenes de magnitud. Pero el universo “no se curva continuamente sobre sí mismo” y el cerebro, sí.

Este científico y poeta subraya cómo en el desarrollo de un feto en sólo nueve meses, hay un cambio del desarrollo de una sola célula del organismo a miles de millones de células.

“Hay algunos momentos de la gestación en que se producen 250.000 neuronas por minuto, que es algo impresionante. A medida que crece el cerebro se va curvando, aparecen nuevas estructuras en él, cosa que no ocurre en el universo. El Universo se expande sin diferenciarse salvo de galaxias y no galaxias, zonas densas… En el cerebro hay una diferenciación geométrica enorme”, explica David Jou.

Cerca de 200 personas asisten a cada una de las charlas que imparte, durante este mes de febrero, David Jou en el Centro Pignatelli de Zaragoza.

 

Otra cosa que compara este catedrático de la UAB es la composición del universo y del cerebro. En el caso del cosmos, sólo conocemos el 5% de la materia y en el cerebro, el 15%. “Siempre pensamos en el cerebro en términos de neuronas, pero hay muchas células de glía, que se creía que tenían un papel auxiliar y se ha comprobado que contribuyen de manera decisiva a la computación neuronal”.

Algunas de estas células influyen en la velocidad de las señales cerebrales y otras, contribuyen a establecer las memorias, los llamados astrocitos.

En neurofisiología del cerebro se compara el establecimiento de memorias con la interacción entre una neurona y la neurona siguiente. Pero, según este científico, nunca se hace referencia a los astrocitos, que influyen en la plasticidad de neuronas y almacenamiento de informaciones. Interaccionan entre ellos.

“Me pregunto en las experiencias de silencio, de bajo nivel de conciencia donde todo el organismo, la reflexión va más lenta, ¿No podría ser que este tipo de ondas tuvieran también un papel importante en algún tipo de computacional neuronal? No lo sabemos. Podría ser”, confiesa este científico de la UAB.

Este científico está centrado en termodinámica de procesos reversibles alejados del equilibro, en ecuaciones de transporte de materia y energía en situaciones con ritmo de transmisión especialmente rápido o cuando los sistemas sean especialmente pequeños. “Cuando empezamos hace 20 años eran investigaciones puramente teóricas y ahora con la nanotecnología cuentan con aplicaciones. Es muy interesante”.

Rosa Castro

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